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Este encuentro con la arquitecta de carrera internacional Benedetta Tagliabue, italiana afincada desde hace décadas en Barcelona y muy activa en distintas ciudades de España, forma parte del ciclo El futuro de las artes en la era de lo efímero y la multipantalla, que dirige la periodista Maricel Chavarría.
Aunque hace más de 20 años de la fundación del estudio EMBT y el modo de hacer arquitectura ha evolucionado mucho desde entonces, hay dos cosas que Tagliabue ha sabido mantener, por un lado, los trabajos, maquetas y collages hechos artesanalmente, porque tal y como Benedetta comenta, a través de las manos puedes llegar a entender tus pensamientos más inconscientes. Por otro, las ganas de hacer cosas diferentes y de experimentar. Con esta premisa, en los últimos tiempos, Tagliabue se ha especializado en una forma de arquitectura que tiene en cuenta las energías para el bienestar del cuerpo y del espíritu. Para ello, la arquitecta italiana revela la importancia de integrar la arquitectura con el entorno, pero ahora – dice –también estamos intentando ser fluidos en la manera de dibujar y entender los lugares donde construimos en todo el mundo. Ser muy abiertos y dejar que sea la circunstancia y la situación las que casi te dibujen el proyecto. Ejemplos de este estudio lo encontramos en el centro Kalida del Hospital de Sant Pau, un espacio al que la gente enferma puede acudir para salir de lo puramente hospitalario y encontrarse en un espacio acogedor y de bienestar; el templo budista de Tenerife o la iglesia de Ferrar en Italia.
Nos preguntaremos por qué este tipo de arquitectura sigue siendo tan incipiente y cómo la pandemia de coronavirus puede llegar a cambiar algunas de estas prioridades. ¿Cómo será el paisaje arquitectónico que se dibuje a partir de ahora?
(c) Vicens Gimenez
Benedetta Tagliabue (Milán, 1963) estudió arquitectura en Venecia y en la actualidad dirige la firma Miralles Tagliabue EMBT, fundada en Barcelona en 1994 en colaboración con Enric Miralles, que desde el 2010 cuenta también con oficina en Shangai. También dirige la Fundación que lleva el nombre de Miralles a fin de promover la arquitectura experimental y el espíritu del que fue su marido hasta su muerte en el año 2000. Entre sus trabajos más notables se encuentra el Parlamento de Edimburgo, el Mercado de Santa Caterina frente a la catedral de Barcelona, una escuela de negocios en Shangai, una torre de oficinas en Xiamen o sendas estaciones de metro en París y Nápoles. Su arquitectura poética siempre atenta a los contextos, le ha valido premios internacionales en el campo del diseño Entre los múltiples reconocimientos obtenidos a lo largo de su carrera, destacan los prestigiosos RIBA Stirling Prize en 2005 por el Scottish Parliament, RIBA International al Mejor Edificio del 2011 (por el Pabellón Español de la Expo Shangái 2010) y RIBA Jencks Award en 2013, por su contribución internacional a la teoría y práctica de la arquitectura.
Es además profesora en universidades como Harvard o Columbia. Forma parte del jurado de los premios Princesa de Asturias o del Pritzker Prize. Ha recibido entre otros los premios Stirling y Jencks.
