¿Ciudades turísticas versus ciudades culturales? Por Eva Díaz Pérez

Debates/Conferencias

Entrada libre hasta completar aforo

Sala 001

 

El mundo en llamas

El relato histórico es complejo y está repleto de incertidumbres, pero indudablemente, es ya un lugar común por todos asumido, que el conocimiento que nos ofrece la Historia es la mejor manera de comprender el presente y plantearse el futuro; sin embargo, la Historia como ciencia no puede, ni debe, establecer una hermenéutica, fija y universal, basada en esquemas y conclusiones que se repiten, y se aplican, inexorablemente, a lo largo del tiempo; al contrario, los acontecimientos están sujetos a múltiples puntos de vista y a diversas interpretaciones, por ese motivo, el incesante fluir de los fenómenos sociales demandan nuevas lecturas y nuevas pautas de estudio. En este sentido, las fuentes históricas no son sino un material que debe moldearse constantemente.

Debe quedar claro que el ciclo de conferencias que ahora presentamos, y que hemos titulado El mundo en llamas, inicia su recorrido sin la pretensión de imponer discursos inamovibles sino lógicos, dialécticos; procuraremos convertirnos en una plataforma que utilice la discusión y el diálogo para abordar y explicar los conflictos, en que actualmente nos hallamos inmersos, bajo una continua revisión y con planteamientos novedosos. En la sociedad en que vivimos, en la que se han radicalizado el escenario político, necesitamos estudiar la génesis, el origen, lo que nos antecede. Precisamente de nuestro refranero extraemos la famosa frase: “De aquellos barros, estos lodos”; la reflexión histórica es, por tanto, más que necesaria, para clarificar la situación en la que estamos implicados, el porqué hemos llegado aquí, a este mundo que se incendia periódicamente; sería muy fácil argüir que la distensión es una utopía, o que definitivamente no hay soluciones a corto plazo, pero aún así el registro de los sucesos anteriores ilumina los fenómenos que hoy por hoy nos preocupan.

Las corrientes socio-políticas que imperan en la actualidad –populismo, fanatismo, nacionalismos, nuevas formas de terrorismo, demagogia, crisis de los sistemas de integración internacional, fractura de la representación democrática tradicional, entre otras cuestiones– no han nacido de forma espontánea sino que hunden sus raíces en una amalgama de sucesos que ocurrieron siglos anteriores y cuyo estudio nos ofrece una herramienta fundamental de esclarecimiento.

¿Ciudades turísticas versus ciudades culturales?

¿Qué ha cambiado en el homo viator desde los peregrinajes medievales a Roma o Jerusalén con sus rudimentarias guías hasta el viajero moderno, el gentleman traveller del siglo XIX? El viaje cuenta con una prestigiosa tradición culturalista que va desde Ulises a Petrarca pasando por Montaigne, los viajeros del Grand Tour y la irrupción del turismo decimonónico. Las guías de Baedaker o de Thomas Cook se han transformado en guías con aplicaciones virtuales para asimilar paquetes monumentales en apenas unas horas.

El turismo actual ha convertido las ciudades históricas en escenarios vacíos, en teatros donde se muestra una falsa representación del pasado. La fatiga de la Historia, la  geshichtmüde presente como huella del pasado en las fachadas de nuestras viejas ciudades ya no es más que un trampantojo. Otra impostura como la que exhien también los ‘nativos’, tantas veces disfrazados de cuadro de costumbres, según la moda que provocaron los viajeros románticos y sus fascinaciones pintorescas. Una peligrosa tendencia en la que hunden sus raíces muchos estereotipos actuales.

Hoy las ciudades históricas reciben miles de millones de euros gracias al turismo, convertido en motor económico casi exclusivo. Un éxito de la belleza que se levanta sobre frágiles pilares porque esa moda amenaza con fenómenos como la masificación, la gentrificación o la teatralización. El drama de las ciudades de cartón piedra, vacías cuando acaba el horario de la visita turística.

¿Cuál es el futuro de las ciudades culturales? ¿Es posible mostrar las ruinas de la Historia sin caer en la mercantilización? ¿Se puede embalsamar la cultura para convertirla en un souvenir empaquetado para rebaños de turistas que miran sin ver?

Eva Díaz Pérez. Sevilla 1971. Licenciada en Ciencias de la Información. Ganadora del VII Premio Málaga de Novela 2013 con la obra “Adriático” (Fundación Lara). Finalista del Premio Nadal 2008 con «El Club de la Memoria» (Destino). Autora de las novelas «El sonámbulo de Verdún» (Destino, 2011), «Memoria de cenizas», (Fundación Lara, 2005), Premio Unamuno 2008; «Hijos del Mediodía» (Fundación Lara, 2006), Premio de Narrativa El Público de Canal Sur; el ensayo «La Andalucía del exilio» (2008) y el libro satírico «El polvo del camino. El libro maldito del Rocío» (2001, reeditado en 2011 por El Páramo). Coautora de la biografía «Salvador Távora. El sentimiento trágico de Andalucía» (Fundación Lara, 2005). Columnista en El Mundo, redactora especializada en temas de cultura y crítica teatral. Premio Unicaja de Artículos Periodísticos 2012, Premio de Periodismo Universidad de Sevilla 2008, Ciudad de Huelva 1997, Accésit del Premio Unicaja 2009, Accésit del Premio de Periodismo Manuel Alcántara 1998. Accésit del Francisco Valdés de Periodismo Cultural 2009. Colabora en «Mercurio», «Sibila», o «Andalucía en la Historia» entre otros.

 



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