El mundo en llamas: ‘El Islam, religión política’, con Ignacio Gómez de Liaño

Debates/Conferencias

Entrada libre hasta completar aforo

Sala 008

 

El mundo en llamas

El relato histórico es complejo y está repleto de incertidumbres, pero indudablemente, es ya un lugar común por todos asumido, que el conocimiento que nos ofrece la Historia es la mejor manera de comprender el presente y plantearse el futuro; sin embargo, la Historia como ciencia no puede, ni debe, establecer una hermenéutica, fija y universal, basada en esquemas y conclusiones que se repiten, y se aplican, inexorablemente, a lo largo del tiempo; al contrario, los acontecimientos están sujetos a múltiples puntos de vista y a diversas interpretaciones, por ese motivo, el incesante fluir de los fenómenos sociales demandan nuevas lecturas y nuevas pautas de estudio. En este sentido, las fuentes históricas no son sino un material que debe moldearse constantemente.

Debe quedar claro que el ciclo de conferencias que ahora presentamos, y que hemos titulado El mundo en llamas, inicia su recorrido sin la pretensión de imponer discursos inamovibles sino lógicos, dialécticos; procuraremos convertirnos en una plataforma que utilice la discusión y el diálogo para abordar y explicar los conflictos, en que actualmente nos hallamos inmersos, bajo una continua revisión y con planteamientos novedosos. En la sociedad en que vivimos, en la que se han radicalizado el escenario político, necesitamos estudiar la génesis, el origen, lo que nos antecede. Precisamente de nuestro refranero extraemos la famosa frase: “De aquellos barros, estos lodos”; la reflexión histórica es, por tanto, más que necesaria, para clarificar la situación en la que estamos implicados, el porqué hemos llegado aquí, a este mundo que se incendia periódicamente; sería muy fácil argüir que la distensión es una utopía, o que definitivamente no hay soluciones a corto plazo, pero aún así el registro de los sucesos anteriores ilumina los fenómenos que hoy por hoy nos preocupan.

Las corrientes socio-políticas que imperan en la actualidad –populismo, fanatismo, nacionalismos, nuevas formas de terrorismo, demagogia, crisis de los sistemas de integración internacional, fractura de la representación democrática tradicional, entre otras cuestiones– no han nacido de forma espontánea sino que hunden sus raíces en una amalgama de sucesos que ocurrieron siglos anteriores y cuyo estudio nos ofrece una herramienta fundamental de esclarecimiento.

El islam, religión política

Eric Voegelin hace remontar el origen de las religiones políticas al faraón Akhenaton en el siglo XIV a. C. y su pretensión de encarnar a Aton, el dios Sol [1], y destaca la línea que va desde las escuelas gnósticas del siglo II hasta las grandes religiones políticas de la modernidad: el comunismo marxista-leninista-estalinista soviético, el fascismo italiano de Mussolini y el nacionalsocialismo alemán acaudillado por Hitler. Voegelin llama religiones intramundanas a esas ideologías, que ven lo divino en el mundo o en algo referente al mundo, como, por ejemplo, el Pueblo, la Raza, el Proletariado, etc..

Trascendencia política mucho mayor que las religiones citadas tiene actualmente el Islam y, en particular, la versión fundamentalista de esa religión fundada por el profeta y caudillo militar Mahoma entre los siglos VI y VII, que combina la trascendencia que reconoce a Dios con la directa implicación de su Profeta en la política. Los islamistas no dudan en utilizar, entre otros medios, el de la difusión del miedo para expandir sus ideas religiosas, lo que no se concilia bien con las pautas morales de la cultura occidental. Su acción más espectacular fue la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York, a las que Bin Laden describió ─y, por extensión, a los propios Estados Unidos─ como el «Hubal de la época», con lo que aludía al gran dios de la Luna de piedra ─uno de los 360 ídolos a los que rendían culto los árabes de La Meca─ que sería destruido por Mahoma cuando regresó de Medina convertido en invencible caudillo militar.

El desafío islamista al que se ven enfrentados los países occidentales, sobre todo los europeos, lo evidencian los numerosos enclaves dentro de Francia, en la práctica extraterritoriales, donde están más vigentes las normas religiosas del Islam que las de la República Francesa, los disturbios que en ellos tienen lugar, la frecuencia de actividades terroristas por parte de grupos a los que cabe llamar islamo-fascistas o islamo-bolcheviques. No conviene olvidar que la religión que invocan los islamistas tiene como uno de sus principales instrumentos la yihad, o sea, la guerra contra los que no se adhieren a su ideología, así como la imposición de la pena capital a los apóstatas que la abandonan, la discriminación de la mitad de la humanidad ─las mujeres─ y la prohibición de que se pueda considerar amigo al no creyente.

Como quiera que el miedo y la propaganda (que es la otra pata que sostiene la yihad) son dos de las causas principales de que muchos o incluso la mayoría de los musulmanes no se muestren especialmente discrepantes con los islamistas, al igual que acaeció en el caso de los regímenes del comunismo marxista-leninista, el fascismo mussoliniano y el nacional-socialismo hitleriano con los que no comulgaban con esas ideologías, es de suma importancia que el imperio de la Ley borre de las conciencias el miedo que bloquea el ejercicio de la libertad y así permita vivir en una sociedad civilizada y en un Estado de derecho.

En la conferencia se relatará la biografía de Mahoma, pues su figura es el modelo de todo buen musulmán, con todas sus contradicciones, dado el gran cambio que se produce cuando emigra a Medina, se enumerarán los aspectos políticos que se estima más relevantes en la ideología político-religiosa que se expresa en el Corán y los hadiz, y se postula y propone una reforma del islamismo ─en línea con el pensamiento de un Averroes y también de los sufíes─ a fin de que sus principios y fines no estén en contradicción con lo que nos enseña la razón y, más en concreto, con los principios y valores que se exponen en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

[1] Ver, sobre todo, Las religiones políticas, Madrid, 2014 (presentación de G. Graíño y J. M. Carabate; trad. de  M. Abella y P. García Guirao) y Nueva ciencia de la política, Madrid, 1968 (trad. de J. E. Sánchez Pintado).

El punto de partida de Ignacio Gómez de Liaño (nacido en Madrid en 1946) está en sus actividades, desde el año 1964, dentro del campo de la poesía experimental (poesía visual, de acción, pública, etc.) Sus principales exposiciones en ese campo han tenido lugar en 1966, en las galerías Juana Mordó (Madrid) y Barandiarán (San Sebastián); en 2015, en el Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza; y en 2016-2017, en la galería Magda Bellotti (Madrid) y en la galería José de la Mano (Madrid). Ignacio Gómez de Liaño ha ejercido la docencia universitaria, desde el año 1968, en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, la Facultad de Ciencias Políticas y la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, y las Universidades de Osaka (Japón) y Pekín (China). Ha dado conferencias en numerosos países, publicado artículos en diferentes periódicos y revistas, figura en diversas antologías de la literatura española, ha tenido varios premios por diferentes obras suyas, y algunos de sus libros han sido traducidos a varias lenguas y han tenido varias ediciones. Algunas de sus últimas obras son Contra el fin de siglo (Siruela, 2014), El Reino de las Luces. Carlos III entre el Viejo y el Nuevo Mundo, (Alianza Editorial, 2015), Libro de los artistas, (Ediciones Asimétricas, 2016)

 



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