Sergio Ramírez en Verdial: «Soy escritor porque no pude ser director de cine»

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El escritor nicaragüense, premio Cervantes, pone el colofón a la segunda jornada del encuentro iberoamericano que se celebra en Málaga

Marbella recibió a Lydia Cacho y Ruiz Mantilla para hablar de periodismo, y Karina Sainz y Ronaldo Menéndez conversaron en Rincón de la Victoria sobre desarraigo

 

Málaga, 11 de mayo de 2023. El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, premio Cervantes 2017, ha sido el encargado hoy de poner el colofón a la segunda jornada de ‘Verdial. Fiesta de las Letras y la Cultura Iberoamericana’, el encuentro que a lo largo de esta semana reunirá en distintos puntos de Málaga y provincia a 70 creadores de ambas orillas del Atlántico. En su intervención, el autor de títulos como Margarita, está linda la mar o Tongolele no sabía bailar ha recordado a la figura de Rubén Darío y su relación con Málaga, ha reconocido su debilidad por algunos autores de novela negra y ha confesado su vocación frustrada de cineasta.

Fernando Iwasaki, conductor del acto, ha descrito a Ramírez como uno de los pocos autores a los que han tocado vivir dos exilios, primero del régimen de Anastasio Somoza y luego del sandinista de Daniel Ortega. “Los dictadores son dictadores. Pero hay un momento en que el dictador es la patria”, ha aseverado el escritor, quien hilvanó su discurso con el recuerdo de Rubén Darío, el gran poeta nicaragüense que visitó Andalucía y plasmó sus experiencias en el libro Tierras solares.

Una figura por la cual Ramírez, según ha reconocido él mismo, sentía una especie de obsesión, hasta el punto de acumular entre sus papeles más de 3000 fichas a mano sobre él, con datos como la medida de su cabeza, el sastre que lo vestía o los lugares donde vivió. Pero también se ha referido a las cuatro crónicas sobre Málaga incluidas en Tierras solares, y que fueron publicadas en el periódico La Nación. Una prueba, ha apuntado, de que el padre del modernismo «era alcohólico, sí, pero un alcohólico muy disciplinado».

«Yo soy escritor porque no pude ser director de cine», ha concluido Ramírez, al tiempo que hacía un paralelismo entre ambas disciplinas. «Los malos mentirosos son los que inventan la verdad, y el lector nota siempre la estafa. La mentira de la ficción tiene que tener agarre en la vida real. En el periodismo y la Historia investigas para contar la verdad, en la novela investigas para contar la mentira».

Este acto ha servido también para recordar a la agente Antonia Kerrigan, fallecida en el día de hoy. «Es un día de duelo para Jorge Volpi y para mí, que fuimos representados por ella», ha afirmado Ramírez. «Fue una mujer inteligente y generosa, cosas que no siembre se conjugan, con talento de lectora exigente. Una leona peleadora con sus autores. Cuando salí al exilio me encontré en Madrid de errante porque no tenía donde vivir, mi ‘etapa de la valija abierta’, y lo primero que ella hizo fue que decidir que la agencia no cobraría las comisiones de las ventas de mis obras».

 

Periodismo y literatura

Otros encuentros tuvieron lugar en distintos enclaves a lo largo del día en el marco de Verdial. En Marbella, en la Biblioteca Central Fernando Alcalá Marín renombrada para la ocasión como Territorio José Antonio Muñoz Rojas, la periodista y activista mexicana Lydia Cacho conversó con su colega, el español Jesús Ruiz Mantilla, con Pablo Bujalance en funciones de moderador.

Después de un recuerdo de Bujalance al antequerano Muñoz Rojas, «uno de nuestros poetas más queridos, leídos y recordados», se planteó la cuestión de hasta qué punto el periodismo puede ser un género de creación. Para Ruiz Mantilla, «el periodismo es literatura, cada vez que te enfrentas a un artículo, una crónica o un reportaje, lo hago con la misma convicción con que abordo una novela. Y me hago las mismas preguntas: qué y cómo. Qué hay que contar, y cómo lo haces. Una pregunta ética y otra estética».

«Yo no puedo concebir el periodismo sin la literatura», afirmó por su parte Cacho. « Y el que yo hago, con perspectiva de Derechos Humanos y feminista, requiere herramientas literarias. Muchísima gente me dice de mis libros ‘leí tu novela, está escrita como una serie’. Me ha costado entender que es un mérito que la gente se meta en el libro y quiera llegar al final, y lograrlo sin hacer pornografía del dolor ».

Para la mexicana, “hoy puedo escribir un artículo sobre una nueva ley que el presidente López Obrador ha aprobado contra los periodistas en México, y como tengo millones de seguidores le llega al entorno del presidente. Yo no me dejo comprar y en las plataformas no te pueden ignorar. Tenemos más poder ahí y hay que aprender a usarlo, aunque las redes sociales son aburridísimas”.

“Los periódicos se han destruido porque con la crisis vendieron los que nunca debieron vender, su independencia”, lamentó Ruiz Mantilla, quien se mostró “naturalmente optimista”, pero cree que “las cabeceras digitales van a morir, y en la jungla digital habrá que encontrar nuevas formas de narrar que serán más ricas. Pero tampoco olvidemos que los nuevos poderes fácticos son las grandes plataformas”.

 

Ruido interior y proyecto político

A la misma hora, en Casa Fuerte Bezmiliana del Rincón de la Victoria -Territorio Francisco de Troya-, la venezolana Karina Sainz y el cubano Ronaldo Menéndez han conversado con Fernando Iwasaki sobre identidades y desarraigos. Sainz se ha identificado con Chaves Nogales y Antonio Machado porque “tienen muy claro que no van a morir en el sitio en que nacieron. Los tres pudimos elegir marcharnos y no volver”.  Sobre la situación de su país, ha añadido que “en Venezuela el ruido interior no deja escribir”.

Por su parte, Rolando Menéndez ha recordado a la también cubana Lidia Cabrera “que decía que Miami era un ‘mierdal’, porque sentía que le habían arrebatado la cubanidad” y a Reinaldo Arenas, el escritor homosexual que murió exiliado, y cuya figura “es muy representativa de lo que ocurre con la emigración cubana: el cubano exiliado sigue produciendo literatura contra proyecto político”. Y ha agregado: “Cuba es un espacio que irradia exilio y es bastante enfermizo en muchos casos: la isla siempre se queda dentro”.

 

De la enfermedad a la escritura

En el Centro Cultural La Malagueta -Territorio Alberto Jiménez Fraud- la chilena Lina Meruane y el colombiano Héctor Abad Faciolince han mantenido un coloquio con Jesús Calero como moderador. La charla giró en torno a la relación entre enfermedad y literatura. Para Abad “la enfermedad puede ser la semilla de la escritura. Nos pone en contacto con la conexión entre el cuerpo y el espíritu”, ha comentado. “Para escribir un libro uno tiene que conocer a fondo los personajes y las circunstancias”.

También se ha referido a su última novela, ‘Salvo mi corazón, todo está bien’, basada en la historia real de un cura que tuvo una relevancia especial en Medellín durante los años 80. “Fue alguien que nos enseñó a ver cine y nos ayudó a descubrir un mundo más amable dentro de la realidad de Colombia de aquel momento. Yo trato de entender la vida de mis personajes a través de la experiencia ajena, pensando en lo que nunca fui”.

Meruane, a continuación, también habló de una de sus obras, ‘Zona ciega’, para explicar que el punto de partida fue su propia experiencia con la pérdida de visión: «Tardé mucho en escribir la novela porque le resultaba doloroso volver a esa vivencia», ha dicho. “Las mujeres escritoras consideradas serias tienen vedado usar el yo porque parece menos literario. Yo decidí atreverme con el yo y con una novela de terror, pero el personaje se acaba convirtiendo en alguien con quien no me identifico».

El programa del día se completó con una cita en Convento Santo Domingo de Ronda –Territorio Diego Ruiz Rodríguez- con el mexicano Jorge Comensal y el venezolano Rodrigo Blanco acompañados por la mexicana Anel Pérez; en el Museo de Nerja -Territorio José Ricardo Morales- con el español Miguel Ángel Oeste y el mexicano Adrián Curiel moderados por Alexandra Saavedra; y en la Biblioteca José Moreno Villa (Churriana) con el mexicano Pedro Ángel Palou y el español Alberto Conejero junto a Jorge Volpi. Asimismo, se celebró en La Térmica una lectura dramatizada de autores participantes en Verdial y el taller ‘La curvatura de las palabras: sus imágenes’ a cargo de Gabriel Pacheco.

Verdial, Fiesta de las Letras y la Cultura Iberoamericana, es una iniciativa organizada por la Diputación de Málaga, a través de La Térmica y el CC La Malagueta, por el Centro de Estudios Mexicanos UNAM-España y por el Ayuntamiento de Málaga. Está comisariada por los escritores Jorge Volpi y Fernando Iwasaki. Y cuenta con la colaboración de la Fundación Casa de México en España, de la Dirección de Literatura de la UNAM, la Cátedra Carlos Fuentes de Literatura Hispanoamericana, los ayuntamientos de Rincón de la Victoria, Nerja, Marbella y Ronda, la fundación Cueva de Nerja, el Museo de Nerja y la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga.



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