Entrada libre hasta completar aforo
La Cala del Moral (Rincón de la Victoria)
Sala Mare Nostrum (Avda. Blas Infante, 20)
Del 20 de octubre al 17 de noviembre de 2017, de martes a sábado de 10.30 a 13.30 y de 17.00 a 20.00 horas. Domingo de 10.30 a 13.30 horas.
Inauguración 20 de octubre a las 20:30 horas
La exposición transportará al visitante a la ciudad de Nueva York a través de una serie de fotografías en blanco y negro tomadas por Mariano Pozo, artista con más de 34 años de profesión a sus espaldas, que recoge en esta muestra su visión más personal e íntima de una ciudad a la que idolatra.
New York Inside
Apenas una pulsión, un movimiento oscilante del dedo índice y una circunstancia pasa aconvertirse en leyenda. Pero… ¿Es eso sólo? ¿Es la vida que se reduce a un instante que se salvaguarda del tiempo y del espacio? ¿O más, mucho más? ¿Cuánto oculta de verdad una fotografía si ya no tiene con ese tiempo compromiso? ¿Qué veracidad implica al lugar el ser descontextualizado?
Tras la circunstancia la vida y el propio instante, existe una armonía que ha habituado al ojo conseguidor, depredador de la belleza o del inusual paréntesis; a ese cuadrante ritual que ofrece comprensión y permanencia; al oficio ditirámbico de la imagen sin el éxtasis de las palabras que se unen al cómputo imperecedero con rostro y escenario. El paisaje vertical de la urbe se transforma en metáfora, linealidad y servidumbre transeúnte, y el paisanaje -actor involuntario- descripción de una realidad que no verá el paso monótono de las agujas del reloj. Y así, suavemente, Nueva York es Nueva York y ciudad y acopio de la historia pertinaz de un segundo en la retina, y toda una eternidad literaria abierta a la interpretación a pesar de su fijeza.
Van los pasos de Mariano -insistente recopilador- por delante, mientras su ojo aventurero escruta y dobla las esquinas que hacen acopio de urbe procelosa en la Quinta Avenida (o cualquier otro lugar) para darse un verde respiro en Central Park; y ese paisaje y paisanaje marcan ritmo de celeridad con la quintaesencia de un blues que se ha convertido en rap minimalista. Ciudadanía pasajera con abrigo urbanita; carteristas entrajetados, prostitutas en el salón de las sorpresas, taxistas amarillentos de lo inesperado, floristas con parquímetro de temporada, posaderas de bancada con ojo observador y mundo y calle y estrés y el sonido variopinto de la Torre de Babel: Nueva York tintinea mientras el ojo del fotógrafo se aplica al asfalto, al paso y su latido. Porque Mariano es el último ʻrinoceronte blancoʼ que sobrevive capturando las almas que los indios rescataron del más allá; extrayéndolas de un sístole que no quiso convertirse en diástole para convivir en el álbum que el fotógrafo guarda bajo la almohada. Él lo sabe y lo alimenta. Se anima capturando leyendas mientras el gentío, quizás ajeno, se deja robar una milésima de segundo por su cámara que es ya dedo, mano, ojo y pensamiento.
Nueva York, es la síntesis de una plaza con rostro entretenido o mohín transigente o un soplo de saxo que se acomoda en la retina. Desde las pesquisas inmediatas pero rutilantes de la actualidad, de su aquí y ahora nervioso que sucumbe en lo informativo, del salto del atleta que acompaña -tras la mano y la muñeca- al balón que va a ser encestado o al palo que golpea una pelota, hay una cota de necesidad que se establece en cada mirada: la de estar sin estar intuyendo que lo instantáneo es un robado perdurable, trabajo que gestiona cierta inmortalidad que le ofrece el objetivo, que ya no es una parte de la cámara sino su propia retina.
Una novia se dibuja bajo la mordida manzana del futuro y el relax de Midtown da cabida, poco después, a un hecho gimnástico en Lower Manhattan (que mira de soslayo al One World Trade Center) mientras el loco Matthew Silver hace suya la ironía de la ciudad. En la 16th Street and Prospect Park West, en Brooklynn, Paul Auster rueda permanentemente ʻSmokeʼ mientras en Union Square lo inimaginable hace acto de presencia. Sí, es posible que sea Nueva York la que cuelga en estas paredes, nadie dice lo contrario, pero también son las pulsiones de una realidad que el hombre de la cámara ha sustraído para colocarlas en la hornacina, con su vicio de recolector enamorado.
Pasen y vean y abran los ojos; los personajes pululan por los pliegues de la memoria colectiva tendiendo trampas a la privada; las imágenes son tiempo rescatado que precisa de intermediarios para liberarlas de una calle neoyorquina que se encuentra justo tras la espalda.
Javier Cuenca
Mariano Pozo Ruiz, nace en Málaga (España) en 1966 y desde muy joven comienza a hacer realidad sus dos auténticas pasiones, viajar y hacer fotografías. Sus inicios están vinculados al baloncesto ya que la primera vez que cogió una cámara fue para hacer fotografías del Caja de Ronda, equipo al que en el 2016 llevará 34 años fotografiando.
Estudió derecho, aunque posteriormente, la cámara de fotos pudo más que las leyes. Su primer periódico fue La Gaceta de Málaga, en el que comenzó a aprender el oficio, posteriormente recaló en el Sol del Mediterráneo para ser posteriormente redactor jefe de fotografía del Diario Málaga durante 12 años (1994-2006) y corresponsal de AS desde 1987 hasta nuestros días. Ha publicado sus reportajes en las más prestigiosas publicaciones españolas e internacionales tales como, El Periódico de Cataluña, Nómadas, El Mundo, Randevu, Diario 16, ABC, El Día de Andalucía, Turismo Europeo, Andalucía Unica, Yachting World, Nuevo Basket, Gigantes, Orlando Sentinel, Viajes de National Geographic, Agencia de Información EFE y un larguísimo etcétera.
Fotógrafo oficial de la Liga ACB de baloncesto en España así como de la Euroleague de baloncesto europeo. Medalla del Comité Olímpico de Lituania en 1992 por su apoyo a la selección nacional de baloncesto de dicho país. En 1.999 dirigió y realizó la serie documental televisiva ‘Málaga Submarina’.
Atesora dos premios nacionales de fotografía periodística (Ejército y New look) y ha publicado cuatro libros,’17 años bajo el aro’ , ‘India, una mirada interior’, ’30 años de ilusiones del Unicaja’, ‘Mozambique in Memorian’ y fue uno de los fotógrafos participantes del libro conmemorativo de la Liga ACB ’25 años ACB en imágenes’.
El libro ‘India, una mirada interior’ nació tras un periplo por tierras indias en la que estuvo trabajando como voluntario en zonas deprimidas. La recaudación íntegra de este libro sirvió para el desarrollo de diferentes acciones humanitarias en el slum Kalakar Trust de New Delhi, beneficiándose alrededor de cinco mil personas. En agradecimiento por dicha acción, las autoridades del distrito de Katapul Pandiv Nagar en Nueva Delhi bautizaron un parque con el nombre de Mariano Pozo (Mariano´s Garden). En 2004, el director de cine ruso Nikita Mihalkov (Oscar de Hollywood por ‘Burnt by the sun’ 1995), presidente de la Fundación Cultura de Rusia en Moscú, invitó personalmente a Mariano Pozo a exponer su obra en dicha fundación al quedar impresionado por el libro del fotógrafo malagueño. Con esta exposición se convirtió en el primer fotógrafo español en exponer en la capital moscovita.
Posteriormente publicó el libro ‘Mozambique in Memorian’, otra obra con tintes solidarios en el que relató la situación del sida en el país africano, así como el trabajo del voluntariado internacional para controlar dicha guerra silenciosa. Personajes como la cantante Luz Casal, el futbolista Xavi Fernández o el actor Imanol Arias apoyaron la causa solidaria de “Mozambique in Memorian”.
Su afán de contar historias a través de la imagen le llevó hasta el International Center of Photography de New York (ICP), donde estudió esta especialización junto a una de las fotógrafas más importantes de la historia, Jane Evelyn Atwood.
Mariano Pozo se considera un fotógrafo inquieto y por ello no para de experimentar y afrontar nuevos temas y materias en el mundo de la imagen y así nace ‘New York Inside’, su visión más personal e íntima de una ciudad a la que idolatra.