Vasarely en parís. Un arte simple, bello y utilizable por todos, por Teresa García Ballesteros

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En este artículo, la historiadora del arte Teresa García Ballesteros nos cuenta desde París la primera exposición retrospectiva realizada a Víctor Vasarely, considerado el fundador del Op-Art, un movimiento que se popularizó a mediados de la década de 1950. La muestra recoge 300 de sus obras, además de pintura, diversos objetos que muestran la diversidad de su producción y ha sido organizada por el Centro Pompidou en colaboración con el Städel Museum de Francfort pudiéndose visitar hasta primeros del mes de mayo.

 

Vasarely en parís. Un arte simple, bello y utilizable por todos

Por Teresa García Ballesteros

 

La última planta del Centro Pompidou recibe una gran exposición de la obra del artista de origen húngaro Victor Vasarely (Pecs1906-París 1997), cuyo nombre forma casi una unidad con el término Op-Art, un término para definir toda una gama de trayectorias creativas en torno a las ilusiones ópticas, y una tendencia que tiene un sinnúmero de practicantes en el arte contemporáneo, entre los que queremos recordar al sevillano Manuel Barbadillo.

Sobre los tejados de París, el visitante accede al espacio compartimentado que va mostrando las diferentes caras de un arte vanguardista y rompedor en su momento que demostró su capacidad de impregnar múltiples facetas de la vida cotidiana con una estética de geometrías dinámicas, aplicadas a arquitecturas, indumentarias, decoraciones de múltiples objetos de uso común, suyo es, por ejemplo, el diseño del logo de la marca Renault que se descubre también en uno de los recodos del itinerario expositivo.

Desde sus primeros juegos de alternancia matemática entre el blanco y el negro consigue también plasmar figuraciones y perfiles animados, demostrando el poder de la imaginación de un artista que fue creciendo en luz y en color, en un juego con nuevos materiales sin abandonar su primigenia inspiración unida siempre a las formas euclidianas.

De sala en sala avanzamos en la visita en su trayectoria artística que la exposición se esfuerza en mostrarnos formatos diferentes en los que sus creaciones hallaron un medio de expresión: desde portadas de libros o edificios… incluso una edificación única que lleva su firma: La Fondation Vasarely en Aix en Provence (Francia).

La última sala, negra y en penumbra, está dedicada a una de sus creaciones más llamativas, esferas multicolores que proporcionan una percepción en tres dimensiones a partir de una realidad indudablemente plana. El espectador se ve inmerso en una realidad 3D que podría tocarse, resaltada con una iluminación bien dirigida que resalta la genial combinación de los colores.

Color y geometría llenan el universo visual de Vasarely y descubren al espectador hasta dónde estos dos elementos pueden conducirnos, más allá aún en la imaginación desbordada e inmensa del artista, al tiempo prisionera de las líneas, los círculos, los ángulos y las perspectivas tramposas de sus lienzos.

Cierra nuestro recorrido una frase del este creador que nos descubre su ambición de ir más allá de la expresión personal, en sus palabras expresa su intención de proporcionar un lenguaje plástico sencillo que pueda ser compartido por la humanidad:

 

À une civilisation mondiale doit correspondre un langage plastique mondial, simple, beau et acceptable par tous. Mieux: utilisable par tous

(Fotografías cedidas por Juan Antonio Fernández Rivero)

Página de la exposición en el Pompidou

 

 

 

 



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